(con todo respeto hacia la comunidad mormona)
Con mi curso teníamos la costumbre de hacer ‘sábados de películas’ en dónde cobrabamos una entrada y vendíamos distintas cosas, algunas de ellas eran chaparritas, mini empanadas de queso o cualquier cosa que fuera donada, todo con el fin de juntar dinero para nuestra gala o algún paseo post 4to medio. Un día decidí tomar un camino diferente para llegar al lugar, cuando derepente a la distancia veo a dos mormones, uno a cada costado de la calle, (sinceramente no entiendo por qué estaban allí, esa calle es super poco transitada) asi que aceleré el paso, pero igual me alcanzaron, el problema era que el muchacho tenía un acento mega gringo y no le entendía mucho, por lo tanto vino el que estaba al frente, un colombiano, me comenzaron a decir que entrara a su templo, que no me iba a demorar más de 5 minutos, yo trataba de explicarles que iba atrasada a la junta y que no podía, pero me dieron tanta penita el solo pensar que quizás todas las personas le decían que no, asi que decidí entrar con ellos a su templo.
Comenzaron mostrándome las pinturas que había a lo largo de un pasillo, cada una tenía su propia historia, bastante interesante, luego me mostraron un lugar donde ellos bautizan o hacen un tipo de ceremonia parecida, y finalmente me llevaron donde hacen las misas ( creo que ellos tienen otro nombre para eso) y me regalaron su biblia, fueron super amables y simpáticos, desde entonces me di cuenta de que no hay que negarse a conocer nuevas religiones o ideas, en realidad lo que sea, aprendí mucho acerca de su estilo de vida y creo que volvería a entrar a su templo.