Vivimos en mundos paralelos, pero gozamos cada centimetro de lejanía.
Nos deseamos, pero a la distancia,
Solemos mirarnos como un ritual solemne.
Sus ojos.
La mirada fujitiva que transmite latidos condensados en aquella cavidad.
Su boca.
Labios humectados por las palabras que emanan de aquella mente conocedora.
Su mente, su mente.
Podemos crear un mundo paralelo donde las sonrisas abundan casi por naturaleza extra corporal,
Impulsandonos a vivir como seres despreciables buscando la aceptación de los demás.
Pero que podemos hacer si no que unirnos a esa alegría devastada por el cinismo y la mentira.
Que podemos hacer si no mutilarnos en sacrificio para poder encajar.
Amarnos, solo que queda el goce pleno de la imaginación entre nosotros.